sábado, 5 de febrero de 2011

sábado

Me encuentro mucho mejor, a veces hay que enfrentar al miedo, ponerle la cara rota y decirle que no lo necesitamos más. Bueno, no creo que eso fue exactamente lo que hice, pero estoy moviendo las fichas como antes no lo hacía. Dejaba que las movieran y que con cada movimiento cayera uno de mis peones. Deseo, igual, que algún día se realice lo que yo quiero, y ahora es cuando alguien entraría en mi mente diciendo: es cuestión de que quieras. Lamento decirles que no es así, por lo menos no siempre, hoy digo que las cosas que yo quiero se distorsionan a casa momento. No porque no sepa lo que quiero, lo sé y reconozco que no es fácil aceptar que no va a ser así, pero ni bien pienso en eso otra cosa aparece en mi mente, más profunda y que pesa más que querer sentirme mal porque no tengo lo que quiero, y eso es que no quiero cosas que me hagan mal, quiero cosas que me hagan bien y quiero hacer sentir bien a las personas y ver sonrisas al hacerlo. 
Sé que puedo ser muy negativa a veces, pero creo que es porque siempre voy a pensar lo peor para que cuando pase no me pegue tanto. Por eso es que me emociono cuando pasa algo pequeñamente bueno que viene de parte de la otra persona. Ese sería mi error. Es inexperiencia, pero ¿quién se puede llamar experto cuando no vivió lo que yo viví o cuando al vivir por lo que estoy pasando no aprendió de su experiencia? Es algo que me pregunto hoy y ahora. La respuesta es un misterio todavía.

No hay expertos en el amor.

1 comentario:

  1. Me identifiqué mucho con la última parte. Cuando sos sensible evitás la desilusión pensando lo peor para que así, las sorpresas sólo puedan ser alegres.

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